Primero quiero explicar cómo y por qué acudí yo a ellos.
Durante el último de los cursos que hice con Lucy Rees, se me quedó grabada la siguiente explicación: "cuando un caballo te considera su lider y encuentra un peligro te mirará para que le indiques qué hacer". Pues bien, Lizzie y yo estuvimos un día entrenando tranquilamente en el picadero y al volver a su corral y pasar junto a las caballerizas, ella se asustó y me miró. Yo le miré con cara "alucinada" y preguntando "¿pero qué demonios te pasa?", a lo que ella contestó con una impresionante coz en mi pierna para librarse de mí e irse a galope.
No tenía ni idea de qué había ocurrido pero sabía que algo se me escapaba, y lo encontré: habían encontrado una oveja herida y la habían metido en una caballeriza mientras se curaba, estaba balando y eso fue lo que Lizzie oyó cuando se asustó tanto.
Mi autoestima quedó por los suelos, no supe estar a la altura.
Empecé a entrenar desde los cimientos con ella y ni siquiera me atrevía a sacarle de su corral, y aquí entraron los 7 juegos de Pat Parelli, pues están desarrollados a partir de la observación de cómo los caballos se comunican entre sí:
1. Juego Amistoso:
Este juego debe empezar cuando te acercas a un caballo por primera vez, al igual que tratas de presentarte de forma positiva a otras personas, y debe formar parte de vuestra relación contínuamente y para siempre, porque éste es el juego más importante de todos.
La meta es lograr que tu caballo te permita tocarle todas las partes de su cuerpo, desde las orejas hasta el rabo y después irle acostumbrando a todo aquello que le puede provocar miedo, como ruido de botellas, gente corriendo, bicicletas, motos..., siempre mediante el juego amistoso. De esta forma te ganarás su confianza, que es de lo que se trata.
Lo mejor es encontrarle ese punto que le encanta que le rasquen, que puede ser el nacimiento de la crin, la cruz, la parte superior de la cola..., y a partir de ahí, mediante acercamiento y retirada, irle tocando esas partes donde se siente más intimidado.
Trata de llevarle a ramal de una forma relajada, agarrándolo al menos desde unos 60 cm. al mosquetón, mirarle siempre de forma suave, actuar con un lenguaje corporal relajado y sonreirle mucho (esto también te ayudará a conbatir el dichoso estrés en tu vida personal y empezarás a sentirte más relajado en casa, en el trabajo, etc.)
Haz que sea un rato agradable para ambos, tú y tu caballo. Y recuerda que puedes usar este juego en todo momento, mientras le das de comer, le aseas, entrenas en el picadero o le montas. Haz que vuestra relación se convierta en un "relacionarse".
Hasta aquí solamente hemos hablado de los mimos, pero para que tu caballo te respete, igual que a un niño, tenemos que demostrarle que somos dignos de ese respeto y aquí es donde entran los 6 juegos restantes. Próximamente iremos conociéndolos uno a uno.